La sensibilidad es energía, energía valiosa que nos hace vibrar ante la vida, pero es fundamentalmente ambivalente: podría llevarnos tanto al bien y al amor al bien, como a su contrario; podría reforzar en nosotros la tendencia autorreferencial o aquella más abierta hacia el otro. No tiene inscrito en sí un objetivo concreto. Es la libertad del hombre la que la orienta (...)
Sensibilidad relacional, que indica hasta qué punto es el otro importante para mí, en qué medida está abierta mi vida efectiva y afectivamente al otro, y cuánto estoy dispuesto a interrumpir mi camino para pararme a socorrer a quien lo necesita (cf. Lc 10,29-37) (...)
Sensibilidad creyente (de la que nace o en la que consiste la fe), que remite a aquel que ha aprendido a buscar el Misterio en toda acción y situación y más allá de estas, dentro y fuera de sí (...)
Sensibilidad vocacional, que es la actitud de quien se siente llamado y busca cada día aquella voz que pronuncia su nombre y le revela el puesto que debe ocupar en la vida (...)
Todo lo que hacemos o sentimos o por lo que nos apasionamos en la vida es expresión de nuestra sensibilidad personal y encaja más o menos en uno de los tipos de sensibilidad que acabamos de ver.
— Desde la aurora te busco by Amedeo Cencini (12% - 13%)