Quien elige como creyente debe ser educado en superar la lógica de la elección solo humana, que, de hecho, se detiene muy pronto en el proceso de decisión porque tiene muchas exigencias. Por ejemplo, debe ser segura, sin riesgo alguno de equivocación; con el mínimo coste, sin nada que perder ni renuncia alguna; precisa y clara, bien definida en todas sus fases y objetivos, y carente de imprevistos; a medida del sujeto y calculada rigurosamente según sus capacidades (para evitar los fracasos); y debe ser una elección revisable y reversible, con varias salidas de seguridad y planos alternativos, y nunca para siempre; en beneficio propio, o calculada con vistas a los propios intereses; y, finalmente, sostenida por el acuerdo de los demás (es decir, uno hace lo que todos hacen, siguiendo –muy poco heroicamente– la corriente). Con estas condiciones no es tan extraño que sean tan pocas las elecciones auténticas (especialmente las más comprometedoras, como las vocacionales). Esta es la razón por la que vivimos en una cultura a-decisional, que no enseña a elegir, por la que el hombre contemporáneo, si pudiera, no elegiría nunca.
— Desde la aurora te busco by Amedeo Cencini (79%)
Atualmente tudo precisa ser feito com segurança, preparo, organização... E isso na verdade nos paralisa e nos deixa estagnados, pois nunca tomamos as decisões e escolhas corajosas que são necessárias para sermos quem deveríamos ser.
No receio de se decidir (no medo de errar, de não dar conta etc), ficamos com a frustração de não-vir-a-ser. Nos resta a vida que poderia ter sido e não foi.